Una niña grande

Un día más se miró al espejo y vio reflejado lo mismo que todos los días. Una chica de casi treinta años, con el pelo teñido de un naranja color fantasía que deslumbraba a todo el mundo que alzaba la vista hacia ella.

Tal vez por fuera pareciese mayor, pero su interior era todo lo contrario. Una niña atrapada en un cuerpo de adulta. Disfrutaba con cualquier detalle por pequeño que fuese. Un día, se fue a comer con su pareja en un restaurante y al ver que a los niños les daban globos con la comida, ella refunfuñó pues nadie le daría uno a ella. Tan grande fue su sorpresa cuando uno de los camareros le dio uno que no pudo contenerse y se le saltaron las lágrimas. 

Por desgracia no todas las lagrimas eran de felicidad, también las hubo de tristeza cuando discutió por primera vez con su pareja, aunque el peor momento de su vida fue cuando por una razón que aún no entendía, su madre falleció. Ella lo pasó bastante mal y aún sigue sin superarlo, pero no puede venirse abajo puesto que Cristina nunca hubiese querido verla así. Por ella, continúa su vida como puede, intentando ver lo bonito de la vida cuando la vida se empeña en demostrarle lo contrario.

Comentarios

  1. Muy tuyo amiga, me encanta como describes los sentimientos y las sensaciones, me encanta de verdad

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Martin, me alegra que te haya gustado y te haya transmitido tanto.

      Eliminar
  2. Triste, pero con frases llenas de luz.

    Un saludo, Tere.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Convocatoria: «Muchas patas»

Dionisio