Aldara

Estaba lista para empezar su nueva vida pues así lo habían querido otros. La flecha clavada en la puerta de madera era una señal inequívoca del mensaje que querían enviarle, mas aun así, Aldara decidió extraer la flecha de madera y mientras la sujetaba, cerró sus ojos y se concentró. Lo primero que fue capaz de vislumbrar fue una casa hecha de madera como la suya, pero el escudo era diferente. Era de color negro con unas rayas naranjas verticales y en el centro, un gran círculo verde. Con sólo esa información ya sabía de quién se trataba, así que decidió partir la flecha en dos y dejarla en el suelo frente a su puerta.

Las cosas nunca habían sido fáciles para ella en su poblado puesto que el ser hija de un irlandés y una inglesa no era algo que les agradase demasiado, por no decir que les parecía repulsivo y mucho más si hablamos de una chica pelirroja que no quería dedicarse a coser y a “hacer cosas de mujeres.” Aldara siempre había querido explorar mundo, disfrutar de la compañía de personas de un país diferente al suyo y por fin podría cumplirlo, aunque no hubiese sido por voluntad propia. Ya lo tenía todo preparado desde hacía varias semanas pero estaba esperando el momento perfecto para irse y ese momento ya había llegado. 

El clan al que pertenecía Aloys no iba a permitir que ella se quedara en sus tierras mas lo que ellos no sabían era que esa noche, cuando bebieran de sus extravagantes copas, el vino se tornaría en veneno, haciendo así que la venganza fuese fría y aunque seguramente la acusasen a ella, con un poco de suerte ya estaría en unas tierras muy lejanas.

No tardó mucho en recoger todas sus cosas y colgarlas en las alforjas de su amado caballo pero sí se detuvo más tiempo de lo debido en sus aposentos. Se acercó a la mesa, que utilizaba como escritorio, y pasó su mano por encima de ella con los dedos flexionados en forma de garra. A su paso, una marca iba quemando la madera. Cuando retiró la mano pudo ver su obra maestra por fin terminada, un fuerte conjuro por el que no podrían encontrar nada que estuviese dentro de la casa. No quedaría nada de ella, sería como si nunca hubiese existido.

AQUÍ TIENES LOS LINKS AL RESTO DE PARTICIPANTES:
Síndrome por Inisha
Volver a volar por Lord Sanz

Comentarios

  1. ¡Qué cuento más intrigante! Espero que el poblado disfrute de su convite, seguro que no lo van a olvidar...
    Un saludo,
    Cometa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que ella lo disfrutó mucho más jajajajaja.
      Un saludo,
      Tessa

      Eliminar
  2. Me encanto!! Narras de una forma que captas la atención del lector, y haces que se lea en un suspiro👍

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias! No sabes cuánto me alegra leer comentarios así :D
      Un saludo,
      Tessa

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una niña grande

Convocatoria: «Muchas patas»

Dionisio