La amistad

La amistad es eso que no se ve ni se toca pero se siente, y mucho.

Eme era una chica con el pelo tintado de mil colores y tonalidades, pero su cabello no era lo único que resaltaba en ella pues también lo hacía su timidez extrema. Si estaba en el mismo lugar con más gente, siempre pasaba desapercibida excepto por el color de su pelo. Su ropa solía ser siempre de colores oscuros, para no destacar entre el resto del mundo y porque era uno de sus colores favoritos.

Te era una chica bajita, con un pelo radiante como el sol. Al contrario que su ropa que casi siempre era negra. Su pasión por las lenguas siempre fue lo que más llamaba la atención al resto del mundo aunque ella tenía mucho más que ofrecer de lo que se podía adivinar a simple vista.

Por casualidades de la vida, y como normalmente suele ocurrir, ambas se conocieron por accidente, sin planearlo. Coincidieron en una clase y entonces se dieron cuenta de que eran compatibles. Cada día iban hablando más y más hasta que decidieron quedar en el metro para hacerse compañía yendo a clase. Estas quedadas no tardaron mucho en ampliarse y ya no necesitaban una excusa para verse, simplemente lo hacían.

Cada una era muy diferente a la otra. A una le apasionaban las películas de terror, la otra se mareaba con ver sangre. A una le encantaba la música japonesa, la otra era una apasionada de la música coreana. A una odiaba que no la dejasen hablar, la otra se sentía aliviada cuando no tenía que intervenir. Aunque parezca que todas estas diferencias las separasen, lo cierto es que las unían más porque ambas aprendía de ello.

Juntas pasaron momentos difíciles, tanto de risa como de llanto que nunca olvidarán. Siempre se apoyaron en las decisiones que tomaban y nunca eran capaces de mostrar todo el afecto que sentían la una por la otra. A veces es muy difícil hablar de sentimientos por mucha confianza que tengas con la otra persona.

Llegó un momento en el que esta relación de amistad tan estrecha se rompió por lo que suelen romperse, choques que no se saben resolver bien. Las palabras adecuadas no salen, pero las irrespetuosas sí.
Un tiempo después volvieron a contactar, porque Te le había prestado un libro a Eme y aún no se lo había devuelto. Te estaba muy nerviosa, intentando controlar las lágrimas que iban a explotar de un momento a otro. Cuando vio a Eme, sus brazos reaccionaron como hacían antaño. Se elevaron un poco para abrazarla, aunque al ver que su anterior amiga no reaccionaba, se dieron dos besos en las mejillas y se despidieron.

Los minutos, las horas, los días y los meses pasaron. Ambas vivieron sus vidas por separado, aunque siempre pensando la una en la otra. Te recordaba a Eme cuando veía películas Disney, Eme recordaba a Te cuando quería contarle novedades sentimentales. Ambas, idiotas, decidieron sellar sus labios durante 12 largos meses en los que no pronunciaron palabra. Era demasiado doloroso hablar a una persona con la que habías compartido tanto, sabiendo que ya no compartías nada más que la distancia.

Tras pensarlo mucho, Eme reunió el valor de mandarle un mensaje a Te. Un absurdo mensaje en el que le decía que entendería que no le contestara. Te reaccionó con una sonrisa y le pidió que le llamase. Te sabía perfectamente que a Eme le daban mucha vergüenza las llamadas. Aun así ambas reunieron el valor que necesitaban y hablaron largo y tendido. Se disculparon por sus actitudes. Las dos se habían portado mal con la otra. Se confesaron muchas cosas, como que ambas se habían echado de menos durante todo este tiempo. Las dos habían vivido situaciones que les hubiese encantado compartir con la otra y aunque sintiesen pena por todo lo ocurrido, no era tarde para recuperar lo que antes tenían. Y así lo hicieron.

La amistad es algo intangible, pero eso no quiere decir que no afecte. Cuando alguien que te importa de verdad se marcha, sientes cómo un pedazo de tu corazón se rompe. Nunca es tarde para pedir disculpas por lo que has hecho o dicho si así lo sientes. No todo el mundo va a reaccionar de la misma forma, pero al menos tendrás la conciencia tranquila. Al igual que la tienen Eme y Te por haber podido solucionar un malentendido que llegó a separarlas.

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