Rumbo desconocido II
Es la primera vez que recuerdo descansar tan bien. Según me acosté podía escuchar el ruido de los grillos que me sirvieron como nana. No tardé mucho en dormirme porque sentía una paz que hacía mucho tiempo que no sentía. Me desperté con el ruido del camión de Artai muy temprano, a eso de las 7 de la mañana, así que simplemente seguí despierta en la cama. Estuve pensando en todo lo que me había ocurrido, en todo lo que podría ocurrir y el corazón se me aceleraba más y más. Sin quererlo, me encontré pensando en Artai y en el sueño que sería poder vivir en un lugar como este. Con toda esta tranquilidad, pudiéndome dedicar a lo que de verdad me gusta y me apasiona, escribir. Estuve soñando despierta durante dos horas hasta que la madre de Artai golpeó levemente en la puerta. Sin tardar demasiado, abrí la puerta y la señora me dijo que ya tenía preparado el desayuno. Yo, incrédula, fui corriendo al comedor. Las mesas tenían unos manteles diferentes a los de anoche, eran mucho más colorido...