Dionisio y las estrellas
Una vez Dionisio hubo llegado al Olimpo, buscó a su padre, Zeus, mas no le encontró. Dionisio recorrió todos los rincones del Olimpo, un lugar etéreo , sublime y delicado. Buscó en cada panteón dedicado a cada dios, pero no había ni rastro de su padre. Preguntó a varios de los dioses que allí se encontraban. Ninguno le hizo caso, ni siquiera le miraron a la cara, hasta que Ícaro, con sus sandalias aladas se acercó a él. —¿Qué buscas aquí, muchacho? —preguntó con cierto retintín. —Necesito hablar con mi padre, Zeus. —Muchos dudan que Zeus sea tu verdadero padre, muchacho. Ahora mismo está atendiendo otros asuntos más importantes que tu cabezonería, muchacho. —He dicho que tengo que hablar con él —contestó Dionisio amenazante. Es cierto que en el Olimpo nadie le tomaba en serio, y tal y como había dicho Ícaro, muchos incluso no creían que fuese hijo del mismísimo Zeus. A Dionisio no le importaba nada de esto, porque conocía la verdad. Con desprecio, Ícaro le señaló un l...